Las artes tienen esa cualidad mágica de compartir claves estéticas:
el rimo, la forma, lo simbólico, lo bello, lo armónico, los contrastes,…
entrelazadas como bosques de analogías.
Un retrato puede ser creado como un poema, como un cuento, como una
escultura, como una balada, como un cómic, o como unos pasos de danza.
Un retrato, es una metáfora instantánea de un vida atrapada en el
tiempo, un reflejo arbitrario de la historia que contamos de nosotros
mismos…
Por ello, el equipo de trabajo de Theotokópoulos, jugamos a combinar
ritmos de Pierre Gonnord, con melodías de Annie Leibovitz, arpegios de
García Rodero, con acordes de Renata Takkenberg.
Porque todas nuestra vivencias se condensarán en apenas un segundo,
dentro de 12 imágenes intranscendentes que se perderán en el tiempo…
como lágrimas en la lluvia.
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