Ha sido la semana más difícil de todo el proyecto para
ser capaces de materializar una idea que nos dejara satisfechos. Pero lo hemos
logrado. Nos hemos escurrido las neuronas, hemos creado como nunca lo habámos
hecho, hemos pasado mañanas, tardes y noches como en una secta de la producción
fotográfica, sin parar. Pero cuando has alcanzado un hito de creatividad y
belleza, no puedes dar marcha atrás.
Personalmente, pienso que estos días de perseverancia,
tenacidad compartida, son la toma de conciencia definitiva de que somos un
equipo capaz de superar situaciones de estrés, de tensión, de agotamiento, de
jornadas sin comer, así como respetarnos con nuestras particularidades y de
comprendernos, porque nos sabemos seres complejas (como el resto de los humanos).
Y sólo por vernos capaces de superar los momentos más difíciles (aprendiendo
mucho también y riéndonos más aún) nos merece la pena esta experiencia, que sin
duda ya ha marcado un antes y un después en nuestras vidas.
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