Nos acercamos al final del camino,
después de tanta dedicación y pasión, de tanto trabajo y de alguna que otra
dificultad, inevitable en cualquier proceso creativo.
Quedan atrás noches en vela, bocetos,
esquemas, fichas, reuniones y se empieza a perfilar en el horizonte la luz
esperanzadora del amanecer, aunque toda luz proyecta sus sombras, pero que es
al fin y al cabo la fotografía, sino la eterna convivencia entre las dos caras
de esa moneda.
Terminar significa enfrentarse al fin
del proceso, y después de un año y medio de trabajo pienso que es natural
sentir vértigo, pues no sabes que vendrá tras este lapso de ilusión, pero
quizás eso es lo maravilloso de la vida, la única certidumbre que puedes tener
es el final del camino, el resto es pura magia.
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